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Escritor, investigador y humanista colombiano, con estudios en filosofía. Fomentador de los cánones clásicos de la poesía española e hispanoamericana, en un sano marco de patriotismo colombiano y latinoamericano.

sábado, 26 de octubre de 2019

APRENDIENDO A DECIR NO (Poema)



APRENDIENDO A DECIR NO
(Poema)
Por: Nabonazar Cogollo Ayala

TEMA: Asertividad.
SUBTEMA: Proyecto de vida, aprender de los errores y superar las propias falencias.
GRUPOS ETARIOS: 12-18 años.

Pablo es un niño muy serio, siempre sensato, trabajador.
Hace sus diarios deberes muy dedicado… ¡Encantador!
Fiel se levanta temprano, junto a sus padres saluda al sol…
Es campesino y ayuda con el trabajo como un crisol.

Cierta mañana lo buscan sus compañeros con frenesí…
-          ¡Vamos Pablito hasta el río!  Y nos bañamos… ¡Anda ven sí!
Nuestro Pablito quisiera, solo trabaja… ¡Sólo a estudiar!
-          ¡Me gustaría! - Les dijo- pero la vaca debo ordeñar.

- ¡Anda que Juan el lechero bien te la ordeña!… ¡No pienses más!
-Mi mamacita está enferma pronto la leche debo llevar…
-¡Ella en un rato se alivia! Anda Pablito, que un chapuzón
Desde la piedra más alta será excelente… ¡Gran diversión!

Duda Pablito un instante su sentimiento le grita ¡Sí!
Pero consciente se dice: -¡No debo hacerlo, lo prometí!
¡Son mis palabras de oro y mis promesas se cumplirán!
Es mi mamá mi tesoro debo llevarle la leche y pan.

-          ¡No compañeros, lo siento! debo decirles hoy que yo no
Los acompaño contento… ¡Vayan se bañan, no les llovió!
A mi mamá una promesa esta mañana hice por Dios
¡Yo ordeñaré a la Pintada! ¡Quédate en cama! Fue esa mi voz.

¡Yo mis promesas las cumplo y a mi mamita con más fervor!
¡Hoy no verán mi clavado! Será otro día, quiera el Señor…
Y se alejó el buen Pablito y a la Pintada pronto ordeñó
Y le llevó el desayuno a Doña Laura con gran amor.

-          ¡Toma mamita querida, aquí te traje lo que ofrecí!
Tú que trabajas a diario toma un descanso, quédate aquí…
Yo lavaré los establos, yo haré los quesos y venderé
Todos los huevos del campo de las gallinas. ¡Así lo haré!

-          ¡Ay mi muchacho querido! ¡Eres un sabio, joven señor!
Al gran papá de los cielos yo le agradezco tu gran valor…
¡Siempre te tengo a mi lado! ¡Eres un chico trabajador!
Madrugador dedicado que no se niega a su labor.

-          ¡Sí mamacita adorada! ¡Son mis deberes, los cumpliré!
Bendeciré la alborada con mi trabajo… ¡Esa es mi fe!
El buen señor Jesucristo no siempre dijo a todo sí…
Porque su NO contundente también lo dijo… ¡Hoy lo entendí!

Y así termina esta historia de un chico listo, trabajador,
Que consiguió su victoria sobre la juerga con gran honor.
¡Al buen ejemplo de Pablo todos sigamos en nuestro andar!
¡Este glorioso muchacho es el modelo que hay que imitar!

El Yopal (Casanare), febrero 5 de 2012


lunes, 14 de octubre de 2019

PERDÓNAME (Poema deontológico)

PERDÓNAME
(Poema deontológico)
Por: Nabonazar Cogollo Ayala

TEMA: La  reconciliación. 
SUBTEMAS: Humildad, el don del perdón y el reanudar relaciones superando dificultades en el trato.
GRUPO ETARIO: 15-100 años.
Si algo dije que te ofendiera
Si algo hice que zahiriera tus sentimientos, amigo mío, amiga mía…
Perdóname, perdóname…
Soy un ser humano y a veces no noto el mal
Que involuntariamente hago.
Si con mis decisiones pasé por encima de las tuyas
Si desconocí tu trabajo y sin quererlo cometí injusticias
Si me adjudiqué con egoísmo el éxito que no era solo mío sino de todo un grupo
Y de esfuerzos mancomunados…
Como la urdimbre de una tela con sus preciosos brocados;
Amigo mío, amiga mía… Perdóname, perdóname
A veces en mi loco afán por ver alcanzados los objetivos grupales, me olvido
Que no tengo agenda propia y que no soy un barco solo y a la deriva,
Porque que me debo a la voluntad del colectivo cuya voluntad
¡Es producto del consenso durante construido!

Si pisé torpemente los valiosos pétalos de las rosas de tu trabajo
Y de tus esfuerzos solo mostré las espinas y lo más bajo,
Mientras que maximicé la corola rosácea de mis logros,
Ante los ojos de reyes, reinas y gobernantes todos,
Quienes palmotearon inmerecidamente mis espaldas exultantes…
Amigo mío, amiga mía, perdóname, perdóname…
Sé que no es fácil luchar contra el natural egoísmo del ser humano
Que en mi a veces prima y me avasalla hasta los límites de lo inhumano,
Pero el ideal altruista y desinteresado que nos cohesiona
Es más fuerte, fraternal y sincero
Que cualquier tendencia intrínseca del natural territorialismo
Del que dice ser más sabio en la escala animal…
Porque somos uno para el otro, todos en uno y uno fusionado en todos
En donde la fortaleza individual deviene en fortaleza grupal.
¡De un modo y en todos los modos!
Somos un todo sólido como un roble del Líbano
Al cual lo azotan las tormentas más feroces
Pero que no logran hacerlo inclinar un ápice los vientos undívagos.

Dame tus manos para estrecharlas y olvidemos los rencores del pasado
Hablemos, pongamos en la mesa nuestras desavenencias, nuestros altercados,
Nuestras inconstancias…
Y las viejas espinas que acicatean nuestras almas…
Para que una y otra retornen pronto a la santa calma
¡Perdonemos y olvidemos lo que nos aleja y nos distancia! 

Porque el ideal noble y sublime de nuestro grupo
¡De veras que así lo amerita, por la patria y por quien luchar supo!
Y entre todos escribiremos una página de oro de la historia de nuestra tierra;
¡Que se encumbrará majestuosa hacia las radiantes estrellas!

Madrid (Cundinamarca)
Octubre 14 de 2019
Colombia




EL SABIO DE OCCIDENTE Y EL ERMITAÑO (Apólogo)



EL SABIO DE OCCIDENTE Y EL ERMITAÑO
(Apólogo)
Por: Nabonazar Cogollo Ayala

TEMA: La alteridad, la deferencia y el respeto hacia la dignidad del otro.
SUBTEMAS: Humildad.
GRUPO ETARIO: 15-18 años.

Una vieja leyenda cuenta que había en la India legendaria un sabio ermitaño entregado completamente a las meditaciones y las labores espirituales en un sitio en despoblado. Aun cuando pertenecía a las más ricas y linajudas familias chatrias, él había optado por abandonar palacios, lujos, vestidos de seda y armas enjoyadas, para vestir harapos y retirarse a encontrar a Dios en su interior, en las afueras de la ciudad. Era un hombre de Dios, que veía la presencia del altísimo en el canto de las aves silvestres, en los dorados peces que jugueteaban en el arroyo cercano y en el agudo y estridente trinar de las chicharras en el invierno. Según su modo de ver nada le pertenecía en propiedad porque todo lo material “lo ataba a la mezquindad del mundo”, como él solía decir y añadía: “…el día más feliz de mi existencia, será aquel en que Dios me llame a su sagrada presencia”. Cierto día Susrava  (que así se llamaba el sabio ermitaño) recibió la visita de un estirado poeta español, que desgranaba  poemas y estrofas con la facilidad de un arroyo de aguas cristalinas. ¿Qué buscaba aquel refinado hombre de letras en la humilde vivienda de un ermitaño que se alimentaba de miel silvestre, frutas y langostas? Le habían hablado con asiduidad de la sabiduría de Susrava y quería confrontarla con su propio saber, sólidamente afincado en las letras y en la poesía. Para ello había atravesado Europa y parte de Asia… finalmente estaba ahí ante Susrava, a quien miró de arriba abajo con desdén y desprecio, como el hombrecillo insignificante y de actitud asustadiza que en principio le pareció que era…
-Conque tú eres el hombre sabio de la india que habrá de humillar mi sabiduría literaria cultivada y reconocida en las mejores universidades de occidente?
-Buenos días ilustre visitante… ¡Bienvenido seas a esta mi humilde morada! No sé qué te trae, pero sea lo que sea eres bienvenido. Siéntate por favor…
-¡Gracias! Pero antes dime… ¿Qué me puedes enseñar tú? ¿Cuántos títulos universitarios posees? ¿Cuántos libros has escrito? ¿Cuántas lenguas hablas? ¿Cuántas ciencias dominas?
-Los dioses nos sean propicios, imploremos para ambos sus bendiciones y bienaventuranzas… En ellos nace y a ellos vuelve la ciencia toda. Veamos…
La sabiduría no viene en frascos ni se vende al  por mayor en tiendas ni boticas. Ella surge dentro de tu propia alma, a la luz de la meditación quieta, serena y reposada. El saber no radica en un título universitario… ¿Qué título universitario le pedirás al derviche de Irán que ha descubierto en su alma las respuestas a los grandes problemas del mundo, luego de mucho meditar? ¿Qué título universitario le pedirás a los abuelos, llenos con la sensata reflexión del paso de los años? ¿Qué título universitario le pedirás al niño de escasos años que con su inocente y tierno preguntar pone en jaque a padres y adultos? El reconocimiento oficial dice que te has hecho merecedor de un título, pero el título por sí mismo no es la sabiduría, apreciado hermano de occidente…
-¿Ese es todo tu saber, hombrecillo? ¿No tienes nada mejor que ofrecer? ¡Eso es mero sentido común! ¡Cualquiera sabe eso! ¿Para eso vine desde tan lejos hasta acá? ¡A que me digas lo que todo el mundo sabe!
-Contén el juicio fácil de tu lengua irrespetuosa que ciertamente te lleva al error y a la perdición, hombre necio de occidente. Si crees que todo lo sabes y que todo lo has resuelto plenamente, no tendré nada que enseñarte…
Encolerizado el ilustre profesor quiso entonces humillar al hombrecillo hablándole en pulidas estrofas castellanas, con rima perfecta:

-¿Qué te crees, hombre pequeño?
¡Tan minúsculo es tu ser!
¿Enseñarme ese es tu sueño?
¡Poco y nada es tu saber!

-Cierto poeta le dictó a mi alma estas máximas, hombre necio de occidente:

-Hombre de occidente, hombre…
Levantado en egoísmo…
Tan confiado en tu ser mismo
¡Que olvidaste el santo nombre!

El saber no está en los títulos
Pues lo hallas siempre en ti…
Meditando el frenesí
De este mundo entre sus vínculos.

Petulancia y prepotencia
No te llevan al saber…
¡Más te alejan de su ser
Y te enseñan falsa ciencia!

Minimiza esa creencia
Que eres sabio entre los sabios…
¡Que el saber está en tus labios
Y en los otros es demencia!

Egoísmo es mal amigo
Que te lleva al precipicio…
Y te ofrece el desperdicio
De un saber que es enemigo.

El saber yace en las cosas
Cotidianas de la vida…
Él a diario te convida
En el niño y en las rosas.

Vete amigo de occidente
Y no olvides la lección…
¡Que no mande el corazón
La razón del imprudente!

Anonadado el eximio profesor de literatura al ver la facilidad con que aquel hombrecillo de la India versificaba en una lengua que no era la suya propia y la profundidad de la lección de vida impartida,  solo atinó a balbucear…
-Pero… ¿Cómo? ¡No es posible! ¡Vos no habláis español como vuestra lengua materna! ¿Cómo es que podéis versificar y con semejante facilidad? De otra parte… ¿Quién os ha enseñado toda esa filosofía de vida? ¿Quién ha sido? ¡Yo también quiero aprender!
-¡Hombre sabio de occidente! Vuelve por dónde has venido. Ya mis labios han hablado, como decía Jesús de Nazaret, vuestro Dios y Señor: ¡El que tenga oídos para oír, que oiga… El que tenga ojos para ver, que vea!
Dios vuestro Señor esté contigo hoy y siempre.
Madrid (Cundinamarca)
Marzo 23 de 2014

viernes, 11 de octubre de 2019

EL VALOR DE LA AMISTAD Y DE LA PALABRA (Apólogo)


EL VALOR DE LA AMISTAD Y DE LA PALABRA
(Apólogo)
Por: Nabonazar Cogollo Ayala

TEMA: La amistad como valor ético social y del individuo.
SUBTEMAS: Compromiso, cumplimiento y trascendencia.
GRUPO ETARIO: 15-18 años.

Cuando yo cumplo con la palabra empeñada, los demás creen más en mí, En mi seriedad y en mis valores como persona. ¿Es importante que los demás crean en mí? ¡Oh sí! Desde luego que sí, porque nosotros vivimos y convivimos con los demás. Un hombre que decida vivir solo tendría que retirarse a vivir como un ermitaño alejado de la sociedad. Y aun así llegará el día en que tendrá necesidad de los otros, porque se enferme o porque necesite de alguna cosa, en fin. Una antigua leyenda griega cuenta lo siguiente sobre el valor de la palabra empeñada…

Había una ciudad en Grecia donde vivían dos hombres que se conocían desde niños y más que amigos, eran como hermanos. Uno de ellos fue acusado injustamente de un delito que no cometió, se le siguió un juicio y fue condenado finalmente a la horca en la plaza pública. El condenado tenía su familia en una ciudad cercana, que estaba a tres días a pie de distancia. Él pidió encarecidamente al gobernante de la ciudad que lo dejara ir a despedirse de su esposa y de su hijo antes de ser ajusticiado y le juraba en el nombre de los dioses que en un plazo máximo de una semana regresaría para ser ahorcado. El gobernante no le dio el permiso lo que sumió al condenado en una profunda tristeza. Su amigo del alma, Hipias,  se presentó ante el Arconte Rey de la ciudad (el gobernante) y le hizo la siguiente propuesta:

-¡Señor! Déjalo ir a despedirse de su familia, que él es un hombre de palabra. Él es temeroso de los dioses, si empeñó su palabra a nombre de ellos, ten por seguro que vendrá a cumplir con su condena.
-¿Qué me ofreces tú en prenda de seguridad de que tu amigo no se escapará hacia las altas montañas para evadir el peso de la justicia?
-Señor, él es mi amigo del alma. Yo me quedo en la cárcel en prenda de garantía mientras él va y vuelve. Si llegara a escaparse –cosa que estoy seguro no sucederá- tú dispondrás de mi vida como a bien tengas.
-¡Me parece justa tu propuesta! Así si él se escapa, tú morirás en su lugar y los dioses se encargarán de tomarle a él cuentas cuando muera.

Bajo esta condición Hipias fue encarcelado y su amigo fue liberado para que pudiera irse a despedir de su familia. Androcles –que así se llamaba el condenado-, se fue a todo lo que sus piernas le permitieron correr, camino a la ciudad vecina. Los días empezaron a transcurrir e Hipias estaba seguro de que el séptimo y último día del plazo, Androcles llegaría para ocupar su lugar en la celda y finalmente en la horca. Pero aquel día transcurrió y Androcles no apareció ni siquiera por la noche aunque hubiera sido bien tarde. El Arconte Rey nada dijo y dejó transcurrir el octavo día, sin que Androcles hiciera acto de presencia. Y aun transcurrió el noveno día sin ninguna novedad al respecto. El día décimo el Arconte Rey se dirigió con un piquete de soldados hacia la celda donde se verificó el siguiente diálogo…

-¡Sí ves Hipias! ¡Ahora tú deberás morir en lugar de ese falso, traicionero y mentiroso de Androcles, tu supuesto amigo, quien te ha abandonado a tu suerte!
-Así parece ser mi señor, tú deberás verificar que la ley se cumpla. ¡Yo estoy dispuesto a morir en lugar de Androcles!

Al atardecer de ese día Hipias marchaba atado con sogas y vendado, en medio de un redoble de tambores, hacia el ágora o plaza central de la ciudad, para dar cumplimiento a la condena de la horca. Esto era algo jamás visto en la ciudad… ¡Un hombre inocente iba a entregar su vida en nombre de la amistad! A Hipias le leyeron en voz alta el decreto del Arconte Rey ordenando la ejecución. Con paso firme Hipias se dirigió debajo del árbol en el centro del ágora, donde lo esperaba una soga con nudo corredizo, que habría de quebrantarle la tráquea y hacer colapsar sus pulmones, para poner fin así a su existencia. Hipias con una serenidad a toda prueba, se dejó conducir por los verdugos hacia la soga, que rápidamente anudaron alrededor de su cuello, mientras el condenado había sido levantado varios centímetros del piso, encaramado en un viejo taburete de madera, para que en el último momento su cuerpo quedara a la altura suficiente como para que su propio peso verificara el proceso de ahorcamiento. Los tambores resonaban a lo lejos mientras la plaza era abarrotada de gente por sus cuatro costados. Terminados los preparativos, ya Hipias estaba encaramado en lo alto del taburete y la soga, convenientemente ceñida alrededor de su cuello, se hallaba tensa según lo acostumbrado. Solo hacía falta que el verdugo empujara a Hipias hacia adelante, para que éste perdiera el equilibrio y quedara colgando solamente de la cuerda alrededor de su cuello, para que en cuestión de minutos dejara de vivir.  El verdugo ya iba a hacer esto cuando…

-¡Alto! ¡No le quiten la vida, no! ¡Ya estoy aquí de regreso!

Esta voz resonó como un grito sobrehumano en aquella vasta plaza y todos los presentes se quedaron asombrados por lo que sucedía a último momento…

-¡Soy yo, Androcles! ¡Perdóname Hipias, perdónenme todos! Las fuertes lluvias destruyeron todos los puentes de aquí hasta la ciudad vecina y tuve que atravesar a nado dos ríos caudalosos tanto a la ida como de regreso… ¡Casi pierdo la vida, estuve a punto de ahogarme tres veces y nadé contra la corriente! Me demoré varios días, pero aquí estoy ahora para honrar mi palabra empeñada ante el sagrado altar de los dioses…

Dicho esto, Androcles con la velocidad de un rayo cayó casi desmayado ante los pies de su amigo, bajo las portentosas ramas del viejo árbol de los ahorcados. Su cuerpo estaba casi desnudo cubierto con jirones y harapos de lo que antes fueran sus ropas. El Arconte Rey se quedó maravillado por la fortaleza de la palabra empeñada de aquel hombre que aun ante las puertas de la propia muerte, aún creía en el honor y en la amistad y había acudido a cumplir con lo prometido. Los verdugos se apresuraron entonces a liberar al inocente Hipias y a amarrar en su lugar a Androcles, cuando de repente la voz del Arconte Rey se dejó ir con potencia…

-¡Alto verdugos! ¡No hagan tal cosa! Este hombre que acaba de honrar ante el altar de los dioses su palabra, merece vivir. ¡Estoy maravillado por la poderosa fuerza de la amistad de estos dos hombres! Créanme que si uno de ellos dos muriera, nuestra ciudad experimentaría una gran pérdida! ¡Ciudadanos! He aquí un maravilloso ejemplo que todos debemos seguir e imitar en adelante! ¡Liberen a Androcles y rindámosle homenaje de gratitud a él y a Hipias, por darnos esa extraordinaria lección de honor, cumplimiento y grandes virtudes morales!

Ante esta noticia inesperada todos los asistentes a la plaza prorrumpieron en gritos de júbilo y tiraron flores al cielo, en señal de gratitud ante los dioses y ante su justo y sabio gobernante…

-¡Que vivan Hipias y Androcles ¡Que vivan los amigos que se aman como hermanos!

Los dos amigos se abrazaron ante la multitud que los vivaba y saludaba. Hipias solamente se limitó a decir…

-¡Creí en la fuerza de la palabra de mi amigo y en su profundo respeto a los dioses, yo sabía que no estaba equivocado!

El Yopal (Casanare), abril 28 de 2011
Colombia

jueves, 10 de octubre de 2019

VENCE LOS OBSTÁCULOS Y APRENDE DE ELLOS (Poema sobre la resiliencia)



VENCE LOS OBSTÁCULOS Y APRENDE DE ELLOS
Por: Nabonazar Cogollo Ayala

TEMA: La resiliencia.
SUBTEMA: Proyecto de vida, aprender de los errores y superar las propias falencias.
GRUPOS ETARIOS: 12-18 años.

Nada es fácil en la vida, todo tiene un alto costo
Lo que no pues nada vale y es muy fácil de obtener…
¡Nuestras metas las logramos con esfuerzos y sudores!
Si queremos llegar alto… ¡Trabajar es el deber!

Las derrotas son las pruebas que el buen Dios de las alturas
Nos depara en el camino para ver nuestra actitud.
Él espera que nosotros, con magnifica estatura
Nos paremos y adelante prosigamos  en alud.

Las derrotas nos enseñan: ¿Cuáles fueron los errores?
¿Qué fue aquello no previsto? ¿Qué falló en el proceder?
Tomaremos nota atenta, corrigiendo sinsabores
Extrayendo en cada uno la enseñanza en el hacer.

¡No nos duelan las derrotas! Porque el éxito se logra
Con constancia y disciplina, mejorando cada vez…
Cada paso dado en falso, la esperanza no malogra
Pues sabremos ser muy grandes, con confianza y altivez.

No contemos nuestros sueños, solo a Dios que nos escucha,
Pues no siempre se comprende nuestra fiel aspiración.
¡Y adelante prosigamos con constancia en nuestra lucha,
Nuestro pecho entusiasmado es un vibrante corazón!

Madrid (Cundinamarca)
Octubre 9 de 2015

lunes, 7 de octubre de 2019

EL MAESTRO ES VOZ DIVINA (Poema)



EL MAESTRO ES VOZ DIVINA
(Poema)

TEMA: El valor ético de la docencia.
SUBTEMA: Enseñabilidad, el compromiso ético de enseñar. 
GRUPO ETARIO: 7-18 años.


Un sentido homenaje a todos los maestros.
de Colombia y el mundo.

¿Qué si qué es ser un maestro? Es ser y grande y proyectarse
A la altura con las alas del lumínico pensar…
Con la mente siempre abierta y el espíritu anhelante
Conquistando los senderos de la azul inmensidad.

El maestro es frase tierna, voz amiga y decidida,
Es la ciencia que se encumbra con rigor y majestad.
Es la búsqueda constante del saber que fiel anida
En el mundo y sus senderos de prolija realidad.

El maestro es libro abierto y es consejo que oportuno
En la dura encrucijada del muchacho en su vivir…
Firme indica los caminos a seguir, como ninguno,
Con la esencia de la vida que construye el porvenir.

¿Quién no tuvo un día un maestro que con frase madurada
Al calor de la entereza y la sapiencia vesperal;
Decidiera sus destinos y le diera nuevas alas
Con que alzar un alto vuelo en el sendero celestial?

¡El maestro es Dios un día! ¡Jesucristo en nuestras aulas!
Mano diestra que nos lleva hacia la aurora a revolar…
¡Un Maestro dio a los hombres Buenas Nuevas de esperanza,
Con el pan de eterna vida como un vivo manantial!

Mientras haya quien estudie mil infolios y procure
Conquistar grandes alturas de prolífico saber…
¡Habrá Dios, habrá esperanza y una patria que perdure
En las aulas del que enseña por amor a su deber!

Mayo 15 de 2006

Fuente: Este poema en homenaje de todos los maestros de Colombia y del mundo lo escribí como contribución a la Fiesta del Maestro en el año de 2006, en la institución educativa capitalina en la cual laboraba por entonces.



domingo, 29 de septiembre de 2019

DON GORRIÓN Y SU HOGAR (Fábula)

DON GORRIÓN Y SU HOGAR
 (Fábula)

TEMA: La responsabilidad.
SUBTEMA: Sentido familiar, compromiso, solidaridad.
GRUPO ETARIO: 7-18 años.

Cierta mañana Don Gorrioncillo
Sale contento de su nidar…
Busca avellanas, o frijolillos
¡Dulce sustento para su hogar!

Vuela grandioso bajo los mirtos,
Entre laureles y el encinar…
Nada consigue, sólo halla lirios
Adormecidos ¡Qué suspirar!

Pero el buen padre nunca se arredra
Vuela y revuela por el sauzal.
¡Si no hay cerezas –dice -  hay ciruelas
O habrá comida por el trigal!

El crudo invierno todo ha deshecho,
Nada subsiste que pueda dar.
A nuestras aves, tierno barbecho,
Fruta o cereales, dulce manjar.

Pasan las horas y el pajarillo
Se encuentra triste… ¡qué soledad!
No encuentra nada para el galillo
De sus polluelos, en mocedad.

Pasaron raudas dos o tres horas
Don Gorrioncillo quiere volver.
Empero se halla de zarzamoras
Un bello arbusto lleno doquier.

La nieve fría no lo deshizo
Porque se hallaba bajo el dosel.
De aquellos sauces que son hechizo
Fiel de hermosura, fresco vergel.

¡Qué deliciosas las zarzamoras!
Don Gorrioncillo lleva ración.
Más que abundante… ¿por qué demora?
Dicen sus hijos… ¡qué dilación!

Llega el buen padre con si picuelo
Lleno de frutas para el comer.
De los pequeños tiernos polluelos
Que con su esposa  son su deber.

¡Dulce amor mío! Dice Gorriona
Qué deliciosa fue tu ración…
Trae cada día más zarzamoras
Mientras el tiempo muda estación.

¡Mi bella esposa! ¡Nunca lo dudes!
Mientras aliente la vida en mí.
Habrá comida para el disfrute
De nuestros hijos, también de ti.

Nunca habrá nada que me detenga
Así yo tenga que revolar…
De un polo al otro, habrá en reserva
Mucha comida para mi hogar.

Un padre lucha por sus polluelos
Así se deba sacrificar.
No hay en la tierra ni entre los suelos
Nada que impida su laborar.

La vida es poca cuando se trata
De dar por ellos todo al luchar.
¡Luchando ofrenda toda su alma
Por los retoños en el hogar!
   
Nabonazar Cogollo Ayala
Junio 27 de 2006
Madrid – Cundinamarca
Colombia