CUMPLIR CON LOS DEBERES EN DONDE
NADIE LOS CUMPLÍA
(Cuento)
Por: Nabonazar Cogollo Ayala
TEMA:
El deber.
SUBTEMA:
La deferencia hacia el otro, el don de gentes y la solidaridad.
GRUPOS
ETARIOS: 12-18 años.
Cierto
jovencito llamado Carlos Alberto vivía en una de tantas ciudades
latinoamericanas. Se había levantado en un medio social aquejado por
problemáticas diversas que iban desde la corrupción política, el marginamiento
y la falta de oportunidades, hasta la inseguridad y el latrocinio. Su país era
rico en recursos naturales y una parte de esas riquezas eran explotadas, pero
una pequeña fracción de los dineros estatales se invertía en planes de
mejoramiento social, como la construcción de viviendas populares, salud,
educación y recreación. Un grueso porcentaje de los rubros oficiales iban a
engrosar las arcas de poderosas castas políticas familiares, que vivían con
riqueza y opulencia, en medio de la pobreza generalizada de la sociedad.
Ciertamente se trataba de un país con una enorme desigualdad social y
económica, la riqueza estatal se quedaba en manos de unos pocos, en detrimento
de la calidad de vida y el bienestar de la mayoría.
En aquel país se explotaba
plata a cielo abierto y el metal precioso se llevaba en sendos barcos a casi
todos los países del mundo. Pero los dueños de las minas de plata no permitían
que el Estado tuviera el control y por ello se aprovechaban de los
trabajadores, a quienes les pagaban un mezquino salario de hambre. ¿Cómo
funcionaba la policía de aquel país? ¡No existía policía! En su lugar había una
guardia comunitaria que cada barrio organizaba, con los dineros de la alcaldía.
Era así como los jefes barriales nombraban policías a su antojo entre sus
conocidos y allegados, sin sentido del deber ni cumplimiento de las metas
comunitarias. ¿Y esa guardia comunitaria antidemocrática funcionaba?
Parcialmente. Los guardias barriales poco cumplían con su deber, se los veía
departiendo alegremente en las tiendas del barrio con sus amigotes mientras los
ladrones hacían de las suyas. ¿Y en este país latinoamericano, los profesores
sí cumplían con su deber? Muy a medias. Poco iban a clases y cuando lo hacían
era para repartir notas de EXCELENTE entre su estudiantes, con poco o escaso
trabajo académico.
De esa manera los alumnos eran felices y los veían como sus
salvadores, porque los hacían quedar muy bien ante los padres de familia.
Carlos Alberto era uno de aquellos alumnos irresponsables, que eran felices con
notas altas sobre trabajos jamás presentados. Pero Carlos Alberto, muy dentro
de sí veía todo aquello y la voz interior de la conciencia le gritaba que todo
aquello estaba mal, que el sistema social de valores estaba invertido y que
algo debía hacerse para mejorar la conciencia moral de todo aquel país, formado
en la irresponsabilidad, la dejadez, el abandono y la medianía, hasta ese
momento. Fue así como el chico empezó a estudiar con ahínco. Se hizo acreedor a
la burla de sus compañeros, quienes lo llamaban ¡Regalado! ¡Nena! ¡Niña bonita!
¡Sapo! En fin…. Porque Carlos Alberto sí cumplía con sus deberes en una tierra
donde lo normal era desconocerlos de la manera más olímpica y descarada. Los
años pasaron y el chico empezó a ver los frutos de sus esfuerzos. Se graduó de
bachillerato con honores y luego de la universidad con redoblados honores. Una
vez se recibió de ingeniero, que era su máxima aspiración en la vida, comenzó a
trabajar y a la vez a estudiar cómo mejorar el sistema de la explotación de la
plata en su país. Cuando llegó a trabajar a las minas de plata, los antiguos lo
miraron con malicia y cierta desconfianza porque pensaban que llegaba un joven
ingeniero a decirles cómo hacer lo que ellos habían hecho toda la vida.
Pero el
ingeniero Carlos Alberto supo hacer las cosas de tal manera que no tuvo
enfrentamientos con los antiguos y antes los puso de su lado. Al cabo de unos
años la producción platífera había mejorado notablemente, gracias a las
innovaciones del muchacho. Carlos Alberto logró que los dueños de la mina
reconocieran sobresalarios por mejoramiento de la producción, a los mineros y
que construyeran planes de vivienda y de escuelas para ellos y sus familiares.
De esta forma empezaron a construirse barrios con casas dignas, centros de
salud, escuelas y hospitales. Pasados los 10 primeros años, la cooperativa de
mineros creada por Carlos Alberto ya había reunido suficiente dinero para
comprarle a la familia propietaria toda la mina y así fue. La mina ya no era de
una familia sino del consorcio de mineros que la explotaba. Ahora no se había
hecho un barrio sino toda una ciudadela dentro de la ciudad y el proyecto
seguía creciendo y mejorando el nivel de vida de los asociados. Pasados unos
años el ingeniero Carlos Alberto fue elegido presidente de aquel país por
elección popular y en toda la nación se enseñaron planes de educación, con
metas que iban desde las de promoción de cada persona, hasta la promoción
comunitaria del barrio, de la ciudad y de la provincia toda. ¡Y todo aquello
empezó con los sueños de un jovencito que un día decidió ser diferente y
empezar a cumplir con sus deberes!
REFLEXIÓN:
Debemos dar lo mejor de nosotros mismos como personas, como estudiantes, como
hijos de familia y como hijos de Dios. No permitamos jamás que la pereza
generalizada, los vicios, la falta de oportunidades o los problemas externos
nos sirvan de excusa para dejar de cumplir con nuestras grandes metas en la
vida. El cumplir con los deberes en cumplir con lo que Dios espera de nosotros
en esta tierra, nación y país donde él mismo nos ha puesto. ¡Adelante!
Madrid
(Cundinamarca), Agosto 25 de 2014 Espero sus comentarios en:
nacoayala@gmail.com
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