SI TE PUEDO LLAMAR MI
AMIGO…
Por: Nabonazar Cogollo Ayala
TEMA: La
empatía, el amor y la amistad.
SUBTEMA: La
deferencia hacia el otro, el don de gentes.
GRUPOS ETARIOS:
12-18 años.
Hola… ¡Qué gusto me da saludarte
a ti, que dices ser mi amigo!
Si te puedo llamar mi
amigo –y me enorgullecerá mucho que así sea-,
Dame unos breves instantes
tan solo para decirte lo siguiente:
Dame tu mano cuando más la
necesite, dame toda tu comprensión,
tu sonrisa de sinceridad y
tu rostro de amabilidad…
¡Eso es más valioso que
todo el oro del mundo!
No me prodigues malos
tratos, porque en el mundo a cada instante me encuentro tratamientos
descomedidos por parte de los forasteros, pero nunca jamás los espero de ti,
que dices ser mi amigo, casi como mi hermano.
No te burles nunca de mis
defectos, que los tengo y seguramente en abundancia, ni me hagas objeto de
ironía o burla refinada.
Un amigo no hace escarnio
de la persona a quien estima, antes por el contrario, la ayuda a fortalecer su
autoestima, a creer más en sí mismo y a salir adelante, con la frente en alto.
Si te puedo llamar mi
amigo, hazme ver las cosas como realmente son. Háblame con la verdad, no me digas lo que
alabe mi vanidad ni tampoco lo que a ti
te convenga decirme, para obtener favores míos… ¡Que la mezquindad del interés
no vicien tus sentimientos ni tu conducta hacia mí!
Si me sabes en un error,
pórtate como el amigo que eres y házmelo saber…
¡Te lo agradeceré toda la
vida, porque de esa forma andaré contigo
por la senda de la verdad
y la objetividad!
Si te puedo llamar mi
amigo, dime en mi cara lo mismo que dices de mí a mis espaldas. De esa forma me
demostrarás toda tu lealtad, porque eres firme y recto como un cedro del Líbano,
que no se inclina ante la cruel tempestad que lo azota y deja sin hojas.
¡Tu ser leal me hará
respetarte siempre por tu intachable integridad moral!
Si te puedo llamar mi
amigo, nunca jamás me eches en cara los favores que me has hecho ni mucho menos
en público… ¡Me duele en el alma que así lo hagas!
No echaré en saco roto que
me has servido y en la misma medida, llegado el momento, te devolveré ese favor
con otro favor, ojalá mejor y más
significativo que el recibido.
Si te puedo llamar mi
amigo, no cambies tu conducta hacia mí
ni te vuelvas esquivo ni
engreído cuando andes al lado de reyes,
de presidentes o de
multimillonarios…
¡Ello solo me demostrará
que me consideras tu amigo ante ciertas circunstancias de la vida, pero no ante todas, al
antojo egoísta de tu conveniencia!
Déjame ser tu amigo
siempre y en todo lugar, no en unos casos sí y en otros no.
Si te puedo llamar mi
amigo dame tu respeto a toda prueba, tu atención hacia mi cuando la requiera y
tu mejor y más sabio consejo cuando mi mente se halle agotada y cansada por el
duro trajín de la jornada. Dame tus luces en medio del temporal de la noche de
la vida, en el océano embravecido de los problemas.
La marejada me azotará,
pero la luz de tus orientaciones me conducirá hacia puerto firme y seguro,
porque tú, mi amigo, me prestarás tus fuerzas para salir adelante, lo cual
ciertamente nunca olvidaré.
Si te puedo llamar mi
amigo, no me dejes en el suelo tirado cuando el peso de las deudas, las
obligaciones y la incomprensión me hayan derrumbado. Lo más seguro es que
entonces todos me abandonen y me enseñen sus espaldas.
¡Pero yo esperaré ver con
alegría como tú vienes y me ayudas a levantarme y a retomar la perdida senda de la vida, sin
esperar nada a cambio!
Sé y soy consciente que
todo lo que acabo de decir es mucho y quizás exigirá de tu parte, un enorme
esfuerzo y sacrificio de vida para llevarlo a cabo.
Por eso te digo, si te
puedo llamar mi amigo, harás todas estas cosas y las que de ellas se deriven,
en desarrollo de una amistad honesta, sincera y transparente, como el más fino cristal de
Bohemia.
Si no me es dado llamarte
mi amigo, serás entonces un conocido más, un compañero, un condiscípulo, un
pariente lejano o quizás un hermano biológico; pero nunca serás mi amigo; porque el que tiene
un amigo, tiene un tesoro y sé que ese valiosísimo tesoro conformado por las
preciosas gemas de los más depurados valores éticos y morales, no se halla a la
vuelta de la esquina y que es muy codiciado y por ello mismo es también muy
escaso en el mundo.
Prosigue entonces tu
camino, que yo proseguiré también el mío, en la paz del Altísimo, del más Sabio
de los sabios, del Ser de los seres.
¡Que el Señor te bendiga y
te dé a ti también la paz, hoy y siempre,
Y te permita hallar un
amigo como el que yo ando buscando en el mundo!
Amén
Madrid (Cundinamarca), septiembre 7 de 2014
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